Antiguas puertas de Buenos Aires

Es necesario que antes de comenzar aclare tres cosas: 
Primero; No soy arquitecto, así que lo que expreso corre por cuenta de un neófito. 
Segundo; Aunque no lo crean, este Post es sobre las puertas de Buenos Aires. 
Tercero; No soy porteño.

La Capital Federal de Argentina, mal llamada Buenos Aires ya que Juan de Garay la fundó con el nombre de “Ciudad de la Trinidad” el 11 de junio de 1580 y recién en 1996 se le dio el nombre de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es probablemente la ciudad que menos recaudos sobre su patrimonio cultural ha tenido en toda América latina.

En los últimos años las burbujas inmobiliarias han arrasado con barrios de casas bajas, las zonas turísticas se han poblado de edificaciones modernas y se han comercializado los elementos de calidad de viviendas de más de cien años, así como los adoquines que cubrían las clásicas calles.

Todo material  propiedad de la comuna se ha vendido en un mercado negro que ha alimentado la construcción de Barrios Privados y Countries. Allí encontraremos en coquetas construcciones de estilo minimalista, o burdas copias de “Ranchos Mejicanos” mármoles de Carrara sustraídos de casas del siglo XIX de San Telmo o puertas del mismo siglo que fueran parte de demoliciones o hurtos en las zonas de Palermo, Colegiales o Caballito. Y para colmo de males, las calles de acceso y los garajes de estas construcciones se encuentran empedradas con los adoquines que alguna vez cubrieran Lavalle o Florida, y que algún funcionario vendió por su cuenta luego de asfaltar en nombre del progreso.

Los vecinos de la calle Defensa, sin ir más lejos, han debido realizar una manifestación a principios de este año, ya que el gobierno de la ciudad comenzó a levantar el empedrado del centro histórico de San Telmo, lugar de cita para turistas y anticuarios, que corre serios riesgos de perder lo que le queda de identidad.

En contrapartida, Inscripta en el marco de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y, más específicamente, en la Dirección General Casco Histórico, la Escuela Taller con que cuenta el mismo participa en el diseño de políticas de capacitación y técnicas de restauración y conservación del patrimonio edilicio. Para ello, se dictan cursos de albañilería, yesería, pintura de obra y carpintería, además de talleres de limpieza técnica de metales, pétreos y maderas y moldería. Habiendo realizado la restauración de la Casa de la Cultura (Ex. Diario La Prensa),la Escuela Taller Sedes Moreno y Brasil, el Museo de la Ciudad, la Casa Museo Isaac Fernández Blanco, el Museo Carlos Gardel, el Centro Cultural General San Martín, el Parque Lezama, el Cementerio de Recoleta, el Edificio Ex Padelai, el Instituto de Investigaciones Históricas y Museo Evita, el Convento de San Francisco , la Catedral Metropolitana , la Casal de Catalunya , el Pasaje La Piedad, el Zoológico de Buenos Aires – Recinto de los elefantes y varios edificios del siglo XVII que fueron recuperados por el grupo de arqueólogos urbanos con que cuenta el organismo.

Lamentablemente el negocio inmobiliario en Buenos Aires es mucho más grande y está manejado por una mano negra que no ha tenido ningún tipo de miramientos a la hora de desvalorizar zonas mediante la invasión controlada de la prostitución, la droga o el Okupa, para adquirirlas cuando los frentistas, cansados de tanta promiscuidad en sus puertas, vendieran a precios irrisorios. Así nació Palermo Hollywood, tan cotizado hoy.

Nada tiene valor, ni usted ni yo ni la historia de nuestros antepasados. Todo es desechable. El negocio debe ser rápido y el retorno inmediato. Por eso no existe ya la cultura nacional. Se desprotege el patrimonio de todos y se lo vende al mejor postor.

Y aún cuando muchas de estas construcciones de las que hablo, fueron elementos de ostentación de las clases que dominaron la economía nacional, aquellas que vivían casi todo el tiempo en Europa y viajaban en el barco con la vaca propia para tener leche fresca para los niños. Aún cuando alguna vez fueran de ellos, hoy son parte de una historia que todos deberíamos cuidar, pues su valor artístico nada tiene que ver con el origen del dinero que lo pagó. De lo contrario nadie valoraría a los artistas renacentistas por trabajar por encargos de la Iglesia o la Aristocracia, por citar un ejemplo.

Pero soy injusto al circunscribir los hechos a la actualidad. Tal vez una anécdota sobre el italiano Antonio Devoto, directivo del Ospedale Italiano y presidente del Banco Inmobiliario sea mejor ejemplo del descuido con el que se ha tratado desde siempre a estas soberbias obras de artesanía y diseño.

A principios del siglo XX era normal para la oligarquía argentina salir de viaje a Europa por varios meses u años. En una oportunidad Don Antonio Devoto partió dejándole el encargo al Ingeniero Afredo Cecci de construirle una casa en la actual Villa Devoto. Léase, nadie miró un plano, solo dejaban el encargo y esperaban la casa terminada al regreso. Al retornar del viaje y desilusionado por que el ingeniero solo había construido veintiocho habitaciones en la que sería su casa, Devoto decidió regalársela. Allí en Lincoln 4305, funciona desde 1938 la Escuela de Educación Especial y Capacitación Laboral Bartolomé Ayrolo.

Un buen ejemplo de un bien inmueble utilizado y protegido por el estado con inteligencia y honestidad.

Ahora bien luego de esta decepción Don Antonio Devoto fundador también del Banco de Italia, contrató al arquitecto Juan Buschiazzo y al ingeniero José Maraini para que le construyeran un palacio que en su momento sería la residencia más importante de la ciudad. Allí se hospedaría el príncipe Humberto de Saboya cuando visitara la Argentina, cosa que nunca ocurrió. Devoto no alcanzó a vivir allí, falleció en 1917 y el castillo fue terminado en 1921. El mismo tenía orfebrería de plata, mármoles de Carrara, mosaicos florentinos y los adornos en los cielorrasos en lámina de oro. Contaba además con una inmensa pileta de natación y varias fuentes. Los muebles fueron diseñados a medida para las noventaidos habitaciones (92). Todos los materiales llegaron de Italia, hasta la tierra, que trajo unos huéspedes inesperados; caracoles, que terminaron enfureciendo a los vecinos del barrio. Como nadie quiso comprarlo, fue demolido en 1938 y se lotearon 38 terrenos. La reja perimetral quedó en una casa del barrio de Martinez, los árboles desaparecieron y los muebles no recuperaron ni el monto pagado por derechos de aduana.

Ejemplo de mal uso y desperdicio de un bien que debería haber pasado a ser patrimonio de la comunidad.

En la actualidad se les está adjudicando un mayor valor a los elementos de estructura decorativa, básicamente debido al interés que despiertan en los turistas extranjeros y en los nuevos ricos con conocimientos o cultura general. Se valoran más aquellos que muestran su elaboración original o fueron realizados por artesanos. Deben considerarse como piezas únicas pues realmente lo son.

Ya es muy difícil contratar a quien restaure una fachada clásica de estilo francés. Los Artesanos Frentistas de profesión, aquellos que podían dibujar volutas, faunos o ninfas en las fachadas de las casas, en el mas puro estilo Art Noveaou, han casi desaparecido. Sin embargo quedan dos profesiones que mantienen su dinamismo. Los Carpinteros ebanistas y los Herreros Artísticos.

Buenos Aires desborda de buenos ejemplos de arquitectura y decoración, pero a fe de ser sincero, no hay una identidad nacional en ellos. Partimos de la base de nuestra raíz hispana y de hecho la influencia árabe que ha bendecido con su cultura al resto del mundo.

Pero la bonanza de los ganaderos de principios del siglo XX y su embobada mirada hacia Paris, nos cubrió de un estilo francés que logró alejarnos de nuestra identidad latinoamericana, autodenominándonos la París de América.

Bueno, veamos que nos queda entonces como elemento característico de Buenos Aires.

En la arquitectura y desde la llegada de nuestro amigo Juan de Garay los frentes de las parcelas o loteos en Buenos Aires, correspondían a 10 varas (8,66 mts.) por eso la extraña medida de los frentes de las casas en Buenos Aires. No diez metros, no ocho, 8,66 mts. exactos. La vara era la medida oficial (dos Codos ó tres Pies ó cuatro Palmos). Así que hacer un patio morisco, con todas las habitaciones en torno a un patio central con un aljibe y sombra para guarecerse, era imposible de realizar disponiendo de un solo lote. Entonces se construyeron, viviendas con medio-patio-morisco, es decir un lateral de habitaciones interconectadas interiormente cerrando al fondo en baño y cocina y todas dando a un patio con aljibe. Aquí las llamamos “Casas Chorizo”. Y este elemento si es característico.

Estas y el resto de las construcciones tenían un sistema de doble puerta de entrada. La primer puerta de hasta más de tres metros de altura y doble hoja, con aldaba y buzón de correo, daba a un recinto más largo que ancho, donde podía haber muebles o plantas, a gusto del dueño de casa. Al otro extremo de esta sala, había una llamada “Puerta Cancel” que usualmente poseía en su parte superior vidrio, biselado o no, decorado con hermosas cortinas que ocultaban la vista al interior. Cuando los dueños de casa estaban despiertos, la puerta de calle permanecía abierta y al llamar, los habitantes podían ver a quien recibirían por los vidrios del cancel. En ese pequeño recinto denominado Zaguán, se podía atender a las visitas y tener pequeñas charlas, sin necesidad de franquear la entrada a la vivienda. También era recurrente ámbito de reunión de los enamorados.

Si los dueños se encontraban durmiendo, la puerta de calle permanecería cerrada.

En los casos de duelo o velorio, se dejaba entreabierta la cancel.

Ese juego de puertas era usualmente de elaboración artística. Se lo consideraba una muestra de la opulencia de los habitantes de la casa. Tal es así que solían colocarse tallas con las iníciales del dueño en las puertas o grabados sobre los vidrios del cancel. Cuanto más espectacular u ostentoso, mayor era el poder adquisitivo de la familia habitante. De esta forma observamos que las bóvedas mortuorias de los cementerios de La Recoleta y Chacarita, simulan la opulencia de las casas originales de los fallecidos y presentan en muchos casos puertas mucho más elaboradas que una vivienda real. Vale remarcar que los artistas y artesanos que las creaban eran los mismos en ambos casos.

Sin embargo existen un sinfín de puertas de casas de familias de escasos recursos o de los llamados “Conventillos” especie de vivienda de alquiler multifamiliar, que tienen mucha más textura o vida propia que las de las familias adineradas. Por supuesto, bajo el ojo del artista o del fotógrafo, ya que el estado de conservación suele ser calamitoso y apenas cumplen con las funciones de protección para las que fueron diseñadas.

La forma de conservación recomendada para las puertas de madera era el simple encerado de las mismas con ceras naturales. Con el tiempo se comenzaron a utilizar barnices sintéticos y pinturas que terminaron arruinando la composición de la madera.

Para el caso de las de herrería artística lo mejor ha sido y siempre será, mantenerlas permanentemente pintadas y alejadas de la humedad.

Los bronces deben mantenerse pulidos, más en la actualidad se recomienda no utilizar sobre ellos ningún tipo de lustrador, ya que las nuevas versiones de pasamanería vienen con una capa de barniz protector que no debe ser eliminada.

Uno de los flagelos que debemos soportar en la actualidad es el de la constante sustracción del bronce por parte de los vándalos que por muy pocos pesos deciden destruir piezas ornamentales únicas. Pueden verse asiduamente hermosas puertas desprovistas de su pasamanería como acción preventiva o víctimas del hurto de las mismas.

Los trabajos de estas puertas eran realizados principalmente en madera, sea Cedro o la mas usual madera de Pinotea. Se realizaban tallas y decoraciones en todas las técnicas posibles, incluida la lacería y el ataurique. En segundo plano se encontraban los trabajos de herrería artística, que lograron demostrar su prevalencia durante la explosión del Art Decó pues las formas relacionadas con la naturaleza se manejaron mayormente en la forja del hierro y el bronce.

En la actualidad y gracias al buen gusto de las personas, se siguen fabricando puertas de estilo antiguo. Los mejores fabricantes se pueden encontrar en España y México, pero en Argentina aún hay algunos y muy buenos. Lamentablemente es mas frecuente encontrar este tipo de puertas en ventas de antigüedades, remates de demolición, etc. He visto en los últimos años demoler casas históricas, rematar sus muebles, destruir sus fachadas hermosamente decoradas. Estoy persuadido que debemos desarrollarnos y crecer con vistas al futuro, pero soy de los que no tienen estomago para destruir una obra de arte. Destruir una casona de Buenos Aires es destruir una identidad adoptada. Así en poco tiempo no quedará nada para mostrar al visitante, más que un barrio de La Boca que ya está siendo borrado por la construcción de los anodinos shoppings de recuerdos turísticos.

¿Y cual es la acción de un gobierno que constantemente varia la legislación protectora del patrimonio histórico nacional, modificando las reglamentaciones según el negocio inmobiliario lo vaya requiriendo?.

En el Museo de la Ciudad de Buenos Aires han dejado en exposición cerca de cuarenta puertas recuperadas de las demoliciones realizadas por el trazado de la autopista 25 de mayo y de la avenida 9 de Julio. Cerca de cuarenta mil casas demolidas en ambos trazados y solo cuarenta puertas. Hace falta decir más?

Con una lágrima virtual en el ojo derecho de mi Blog, me lamento de perder aquel Buenos Aires y es por ello que al menos hoy quiero dejar un registro de alguna de sus hermosas puertas. Por las dudas, no sea que mañana ya no estén. Chau.
Para ampliar las fotografías puedes hacer click sobre ellas.

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